lunes, 25 de octubre de 2010

Sindicalismo oportunista

El sindicalismo se debe erigir como fuerza posibilitadora de la lucha de los más desprotegidos contra los pudientes, deber instruirse como la auténtica pesadilla de las corporaciones. Pero cuando el sindicalismo se engorda a si mismo, mejor dicho, cuando sus dirigentes abandonan la lucha social y se muestran como promotores del "status quo", cuando postergan los reclamos de sus afiliados y se convierten en empresarios, cuando tornan la lucha de clase en disputas de pobres contra pobres, el sindicalismo se termina convirtiendo en un motor posibilitador de flexibilizaciones laborales cruentas, termina criminalizando la protesta social, y le brindan un marco de ilegalidad. Tal vez como cobardía más extrema de esta forma anti democrática de representación laboral, se encuentra la muerte del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra.

Mariano Ferreyra, no fue asesinado por el Poder Nacional, fue víctima de la impunidad que tienen ciertos dirigentes, para hacer y deshacer todo a su voluntad, inclusive la decisión que ejercen sobre la vida de los demás.

Mediante esta modesta reflexión, no pretendo ensuciar la lucha de los trabajadores y dirigentes que pugnan por una mayor justicia social, como así tampoco busco exonerar a ningún dirigente sindical en particular, por demás está decir que me exhorto a transitar en las veredas contrarias a la mafia sindical, que en este momento para mi entender, podría estar bien investida por el dirigente José Pedraza.

La única forma de que se deje de apañar estos accionares, sería mediante la correcta resolución de este crimen, que se encuentra falto de un dolor sentimental, de la congoja habitual que acompaña a estos hechos (salvo por supuesto, para el núcleo familiar de Mariano), y se enmarca simplemente en un suceso político por antonomasia propia, o por voluntades de otros.

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